Dentro de la semana cultural de la F. Comunicación de la Universidad de Sevilla, Surrealismo Bohemio está realizando el Taller de la palabra, actividad que finaliza con un cuento libre entre los escritores y los asistentes al taller con la única regla de introducir una palabra escrita en una tarjeta seleccionada al azar. Hoy, martes 20 de marzo hemos estado unas diez personas y éste es el cuento que hemos logrado hacer entre todos.
MARCOS, EL ENANITO TORERO
La historia comienza en una madrugada sobre las cinco de la mañana en la que no se sabía bien si llovía o no, lo único seguro es que fuera se escuchaba un ruido. El recinto sólo tenía paredes, no había ninguna ventana. El techo era de hojalata pero que no dejaba escuchar si caían las gotas de la posible lluvia. Dentro del recinto, los cinco se preguntaron por la procedencia del ruido. Las paredes estaban como acolchadas y todos aparecieron con las manos atadas los unos a los otros, formando un círculo.
En ese momento notaron un zumbido de procedencia desconocida. Tras buscar en las paredes del recinto, encontraron un insecto, quizás una mosca, en una esquina. Se preguntaron cómo había podido entrar la mosca si en el recinto no había ventanas, era imposible que hubiera alguien más que ellos allí. Se acercaron los cinco sigilosamente y observaron a la mosca que emitía un zumbido muy de seguido, a pesar de permanecer inmóvil, sin ni siquiera mover sus alas. Se preguntaron cuál era el significado de tan extraño suceso.
Realmente el insecto sólo fue visto por cuatro personas. La quinta, lo que veía era un lobo que daba vueltas sobre el recinto de paredes acolchadas haciendo un ruido. Al ser el único que veía al lobo, Marcos pensó estar loco y creyó encontrarse dentro de un recinto surrealista. Marcos se dio entonces cuenta de que el recinto en el que sus amigos vieron un insecto y él había visto un lobo, formaba parte del sueño provocado por un grave accidente que acababa de sufrir. En su sueño había visto el recinto con sus amigos dentro, la mosca paralizada en una esquina y el lobo, pero se despertó del accidente y se percató de que la realidad era muy diferente, puesto que se encontraba en el arcén de una carretera rodeado por ciento cincuenta ovejas. Marcos en una postura muy incómoda, encuentra un simple limón en medio de la carretera que refleja toda la intensidad del sol, por lo que entra en un estado de shock y es atacado por un enjambre de abejas. Marcos fue salvado por un buen ciudadano que le puso unas gafas de sol para que al menos no le molestase el brillo del sol reflejado en el limón, aunque le fue imposible espantar a las abejas.
Pronto llegó una ambulancia que socorrió a Marcos. Al ver la ambulancia, Marcos entró en un nuevo estado de shock, perdiendo el conocimiento. Al despertar ya no había ambulancia, ni carretera, ni ovejas, ni abejas, ni limones y se encontró nuevamente en el recinto, esta vez a oscuras, teniendo que iluminarse con una antorcha. Aún así seguía sin ver del todo bien, se tropezó, cayó por unas escaleras, se quedó dormido y despertó en la misma carretera de antes y se dio cuenta que todo seguía igual que antes, salvo porque en el bolsillo derecho de su pantalón encontró una llave que llevaba inscrita una dirección. Marcos decidió ir en busca de la dirección para averiguar qué pasaba realmente. Marcos descubrió que tenía poderes sobrenaturales y al coger la llave que encontró en su pantalón, la llave desapareció como si se tratase de un fenómeno paranormal.
Marcos no terminaba de creer lo que pasaba. De repente se encontraba en un cine viendo una película extranjera en versión original. Estaba en el cine más barato de la ciudad, donde sólo se proyectaban películas surrealistas. La película lo dejó desfallecido. El protagonista del film había asesinado a sus dos hijas, sumido en una depresión porque su mujer le había sido infiel. Este hombre fue condenado a la pena de muerte y fue ejecutado en la silla eléctrica. Marcos lo pasa tan mal que empezó a golpearse con una silla y le salieron cardenales por todo el cuerpo. Golpeándose la cara repetidas veces, se infringió un grave golpe en su labio inferior, lo que provocó una hemorragia de sangre incesante.
Marcos decidió emprender una huida hacia a ninguna parte en la que dejó un rastro de sangre abundante. Afectado por la película que acababa de ver sobre la pena de muerte, decidió acercarse a la ferretería y comprar una cadena para encadenarse en la puerta del Ministerio de Justicia, reclamando el fin de la pena de muerte y la imposición de un nuevo método para que los delincuentes pudiesen redimirse de sus errores. El Ministerio decidió que él método para superar los errores fuera una pastilla, la cual resultó llevar una dosis de cocaína, convirtiendo en drogodependiente a todo el que la tomaba. Marcos fue el conejillo de indias de la pastilla y acabó enganchado a la cocaína, por lo que sus problemas continuaban.
Al contrario de lo que todos podían pensar, la cocaína hizo libre a Marcos pues fue la única forma que encontró para contribuir a la causa de los condenados a muerte, como único método para evadirse del mundo real. Pasado el efecto de la cocaína, Marcos se sentó en la escalera del Ministerio y echó en falta a su perro al que había olvidado en el interior del edificio. Según los parámetros del edificio, el aire se concentraba de tal forma que era necesaria una mascarilla para no ser infectado por un virus letal. El edificio ministerial se transformó en la sala de cine en la que Marcos estuvo antes. Buscando al perro, justo en la entrada hizo un recoveco y se arrastró por el suelo hacia un pequeño agujero que resultó ser un túnel por el que se dejaba ver una luz muy brillante procedente del fondo. Tras la luz se encontraba David el Gnomo pidiendo ayuda, ayuda.
Ayuda, ayuda fue simplemente el principio de una larga conversación con David el Gnomo, gracias a la cual Marcos descubrió que tenían muchas cosas en común, de hecho Marcos era muy pequeño, algo que siempre le habían justificado como una cuestión de genética. Sin embargo, Marcos llegó a la conclusión de que David el Gnomo y él, eran hermanos. Marcos trató de conocer a su verdadero padre, pero en ese momento vuelve a despertarse y se da cuenta de que todo lo anterior eran alucinaciones y de que es incapaz de distinguir entre la realidad de cuando buscaba a su perro y la alucinación de David el Gnomo. Todo había sido una especie de ensayo realizado por el Ministerio de Justicia, sobre los efectos de la cocaína en las personas del tamaño de Marcos.
Otro de los efectos de la cocaína fue que Marcos intentó hablar como lo hacían los enanos, de modo que el Parlamento puso en marcha un sistema de asistencia con logopedas para intentar arreglar una situación que había provocado el mismo Gobierno. Se hicieron varias películas sobre los damnificados de las pastillas de cocaína al estilo del cine de la Guerra de Vietnam. Estas decisiones del Parlamento formaban parte de la idea de modernizar al país, en un intento de que los gnomos, los perros, las abejas y los cocainómanos pudieran mezclarse para practicar orgías de vez en cuando.
Marcos tenía también una pasión oculta que el Parlamento no había tenido en cuenta. Así comenzó una lucha porque además de los gnomos, las hadas y el resto de seres, había descubierto a los toreros. Su pasión ahora era torear y fue seguido por todo el mundo, incluida la Abeja Maya. Siguiendo su irrefrenable ímpetu por torear allá donde fuese, conocido como El enanito torero y perseguido por El tomate como cocainómano, llegó un momento de su vida en el que ni siquiera cortando las dos orejas y el rabo era feliz. Había pasado su vida rodeado de ovejas, abejas, cocainómanos y parlamentarios y que sólo podía tener fe en sí mismo.
Marcos caminó por una carretera sin fin en busca a la respuesta de por qué no le gustaban ya las corridas, ni su perro, ni la cocaína, ni nada. Muy enfadado consigo mismo, acabó con su vida haciéndose el harakiri.
La historia comienza en una madrugada sobre las cinco de la mañana en la que no se sabía bien si llovía o no, lo único seguro es que fuera se escuchaba un ruido. El recinto sólo tenía paredes, no había ninguna ventana. El techo era de hojalata pero que no dejaba escuchar si caían las gotas de la posible lluvia. Dentro del recinto, los cinco se preguntaron por la procedencia del ruido. Las paredes estaban como acolchadas y todos aparecieron con las manos atadas los unos a los otros, formando un círculo.
En ese momento notaron un zumbido de procedencia desconocida. Tras buscar en las paredes del recinto, encontraron un insecto, quizás una mosca, en una esquina. Se preguntaron cómo había podido entrar la mosca si en el recinto no había ventanas, era imposible que hubiera alguien más que ellos allí. Se acercaron los cinco sigilosamente y observaron a la mosca que emitía un zumbido muy de seguido, a pesar de permanecer inmóvil, sin ni siquiera mover sus alas. Se preguntaron cuál era el significado de tan extraño suceso.
Realmente el insecto sólo fue visto por cuatro personas. La quinta, lo que veía era un lobo que daba vueltas sobre el recinto de paredes acolchadas haciendo un ruido. Al ser el único que veía al lobo, Marcos pensó estar loco y creyó encontrarse dentro de un recinto surrealista. Marcos se dio entonces cuenta de que el recinto en el que sus amigos vieron un insecto y él había visto un lobo, formaba parte del sueño provocado por un grave accidente que acababa de sufrir. En su sueño había visto el recinto con sus amigos dentro, la mosca paralizada en una esquina y el lobo, pero se despertó del accidente y se percató de que la realidad era muy diferente, puesto que se encontraba en el arcén de una carretera rodeado por ciento cincuenta ovejas. Marcos en una postura muy incómoda, encuentra un simple limón en medio de la carretera que refleja toda la intensidad del sol, por lo que entra en un estado de shock y es atacado por un enjambre de abejas. Marcos fue salvado por un buen ciudadano que le puso unas gafas de sol para que al menos no le molestase el brillo del sol reflejado en el limón, aunque le fue imposible espantar a las abejas.
Pronto llegó una ambulancia que socorrió a Marcos. Al ver la ambulancia, Marcos entró en un nuevo estado de shock, perdiendo el conocimiento. Al despertar ya no había ambulancia, ni carretera, ni ovejas, ni abejas, ni limones y se encontró nuevamente en el recinto, esta vez a oscuras, teniendo que iluminarse con una antorcha. Aún así seguía sin ver del todo bien, se tropezó, cayó por unas escaleras, se quedó dormido y despertó en la misma carretera de antes y se dio cuenta que todo seguía igual que antes, salvo porque en el bolsillo derecho de su pantalón encontró una llave que llevaba inscrita una dirección. Marcos decidió ir en busca de la dirección para averiguar qué pasaba realmente. Marcos descubrió que tenía poderes sobrenaturales y al coger la llave que encontró en su pantalón, la llave desapareció como si se tratase de un fenómeno paranormal.
Marcos no terminaba de creer lo que pasaba. De repente se encontraba en un cine viendo una película extranjera en versión original. Estaba en el cine más barato de la ciudad, donde sólo se proyectaban películas surrealistas. La película lo dejó desfallecido. El protagonista del film había asesinado a sus dos hijas, sumido en una depresión porque su mujer le había sido infiel. Este hombre fue condenado a la pena de muerte y fue ejecutado en la silla eléctrica. Marcos lo pasa tan mal que empezó a golpearse con una silla y le salieron cardenales por todo el cuerpo. Golpeándose la cara repetidas veces, se infringió un grave golpe en su labio inferior, lo que provocó una hemorragia de sangre incesante.
Marcos decidió emprender una huida hacia a ninguna parte en la que dejó un rastro de sangre abundante. Afectado por la película que acababa de ver sobre la pena de muerte, decidió acercarse a la ferretería y comprar una cadena para encadenarse en la puerta del Ministerio de Justicia, reclamando el fin de la pena de muerte y la imposición de un nuevo método para que los delincuentes pudiesen redimirse de sus errores. El Ministerio decidió que él método para superar los errores fuera una pastilla, la cual resultó llevar una dosis de cocaína, convirtiendo en drogodependiente a todo el que la tomaba. Marcos fue el conejillo de indias de la pastilla y acabó enganchado a la cocaína, por lo que sus problemas continuaban.
Al contrario de lo que todos podían pensar, la cocaína hizo libre a Marcos pues fue la única forma que encontró para contribuir a la causa de los condenados a muerte, como único método para evadirse del mundo real. Pasado el efecto de la cocaína, Marcos se sentó en la escalera del Ministerio y echó en falta a su perro al que había olvidado en el interior del edificio. Según los parámetros del edificio, el aire se concentraba de tal forma que era necesaria una mascarilla para no ser infectado por un virus letal. El edificio ministerial se transformó en la sala de cine en la que Marcos estuvo antes. Buscando al perro, justo en la entrada hizo un recoveco y se arrastró por el suelo hacia un pequeño agujero que resultó ser un túnel por el que se dejaba ver una luz muy brillante procedente del fondo. Tras la luz se encontraba David el Gnomo pidiendo ayuda, ayuda.
Ayuda, ayuda fue simplemente el principio de una larga conversación con David el Gnomo, gracias a la cual Marcos descubrió que tenían muchas cosas en común, de hecho Marcos era muy pequeño, algo que siempre le habían justificado como una cuestión de genética. Sin embargo, Marcos llegó a la conclusión de que David el Gnomo y él, eran hermanos. Marcos trató de conocer a su verdadero padre, pero en ese momento vuelve a despertarse y se da cuenta de que todo lo anterior eran alucinaciones y de que es incapaz de distinguir entre la realidad de cuando buscaba a su perro y la alucinación de David el Gnomo. Todo había sido una especie de ensayo realizado por el Ministerio de Justicia, sobre los efectos de la cocaína en las personas del tamaño de Marcos.
Otro de los efectos de la cocaína fue que Marcos intentó hablar como lo hacían los enanos, de modo que el Parlamento puso en marcha un sistema de asistencia con logopedas para intentar arreglar una situación que había provocado el mismo Gobierno. Se hicieron varias películas sobre los damnificados de las pastillas de cocaína al estilo del cine de la Guerra de Vietnam. Estas decisiones del Parlamento formaban parte de la idea de modernizar al país, en un intento de que los gnomos, los perros, las abejas y los cocainómanos pudieran mezclarse para practicar orgías de vez en cuando.
Marcos tenía también una pasión oculta que el Parlamento no había tenido en cuenta. Así comenzó una lucha porque además de los gnomos, las hadas y el resto de seres, había descubierto a los toreros. Su pasión ahora era torear y fue seguido por todo el mundo, incluida la Abeja Maya. Siguiendo su irrefrenable ímpetu por torear allá donde fuese, conocido como El enanito torero y perseguido por El tomate como cocainómano, llegó un momento de su vida en el que ni siquiera cortando las dos orejas y el rabo era feliz. Había pasado su vida rodeado de ovejas, abejas, cocainómanos y parlamentarios y que sólo podía tener fe en sí mismo.
Marcos caminó por una carretera sin fin en busca a la respuesta de por qué no le gustaban ya las corridas, ni su perro, ni la cocaína, ni nada. Muy enfadado consigo mismo, acabó con su vida haciéndose el harakiri.
7 comentarios:
Bueno, bueno, bueno... Qué cuento nos ha salido, ¿eh? Lo de "Surrealismo bohemio" le va que ni 'pintao'. No sé por qué, pero me parece que David Lynch escribe sus guiones siguiendo un método parecido (véase: reune a unos cuantos desechos sociales en un círculo, y les obliga a improvisar). O eso, o el tío se gasta medio presupuesto en cocaína (o en esas pastillas raras que reparte nuestro gobierno ficticio). En cualquier caso, me parece preocupante que desde la más estricta libertad creadora nos haya salido un personaje tan poco libre (encerrado en un recinto, encadenado al Parlamento, enganchado a la coca y al mundo del toro...). Es digno de estudio psicológico. Tal vez seamos un maravilloso caso aislado.
En fin, a ver si esta tarde de jueves me puedo acercar a construir otro de estos cuentos surrealistas. Si voy, prometo llevar alguno de mis microrrelatillos.
Un saludo, y gracias por hacer cosas como éstas,
Salva.
P.D. José, tío, qué currada la transcripción. Debió de ser dolorosa.
Deberíamos exigirte la historia completa y persona de Marcos, así podríamos emitir un juicio sobre lo que hizo, eres tu, el único quien podrá sacarnos de las vigilas que nos ha creado este cuento, hazte cargo de este moustro publica todos los tomos de la vida de marcos y los informes científicos de los estudios de los efectos de la cocaína sobre hombres, animales y seres fantásticos. ¿Estamos deacuerdo con el suicidio? Y si fue un harakiri, ¿Es que marcos perdió el sentido de la vida el cree que hizo algo tan bajo y poco moral que el hizo perder su honor? ¿Habrá sido el harakiri empleado correctamente en esa situación? ¿Por que no hemos abrazado antes a marcos? ¿Marcos tenia alguna novia andaluza? ¿O amaba en secreto a un toro, y era tal la incomprensión de la sociedad que se hizo torero y sin querer queriendo mato a su amado un día de aquellos y eso provoco que se suicidara?
Me encanta Silvio Rodríguez (el auténtico, ¿eh?)
el autentico? con cuantas pocas cosas cuentas en la cabeza.
¿cuanto voy a esperar por otro relato? por favor un poco mas de seriedad en la empresa, soy un asiduo, complazcanme
Por favor, gracias por la asiduidad, pero entienda usted que necesitamos un poco de descanso, que a veces no tenemos tiempo ni para entrar en el blog. Pronto estará el segundo relato que hicimos en la semana cultural. Gracias a todos por participar.
Salva, le echamos de menos por el blog. Ya sabe que sería bienvenido en nuestra sección damos la palabra o mejor aún, en nuestro equipo de colaboradores.
Usted leyó cosas muy interesantes en la semana cultural. No se esconda.
Publicar un comentario