miércoles, 1 de agosto de 2007

Miedo a la verdad



Surrealista no practicante

Sé que no debo estar aquí. No soy surrealista. Quizá en mi vida cotidiana, pero no tanto a la hora de teclear sueños confusos. Me di cuenta de mi error cuando quise tocar con los dedos el horizonte y deformar su línea para fabricar montañas. Un error lo comete cualquiera, pero ya son muchos seguidos. Siempre pensé que el surrealismo era relojes fundidos por el paso del tiempo y palabras sin rumbo, a la deriva sobre cualquier papel o navegando a duras penas entre bytes y softwares desesperantes. Y, aunque me equivoque en el concepto, incluso si acierto, siento que mis manos jamás han supurado surrealismo. Desde que me dedico a estimular miocardios con inyecciones de letras a corazón abierto he creído saber escoger mis temas, plasmar mis inquietudes y locuras conscientes, y cualquiera que sepa leer encontrará en mis obras todo tipo de sentimientos perfectamente entendibles, cotidianos, futuristas, pretéritos, terroríficos, y de un realismo tan atronador que potencia todas las sensaciones anteriores. Una vez, solo una vez flirteé con este movimiento, le escribí a una mujer lo que sentía por ella, el surrealismo absoluto, el amor incondicional, feroz, ciego, estéril. Todo un derroche de energía filtrándose a través de la celulosa, un te quiero en el interior de la caja de un CD, letras indelebles negras sobre un terrible fondo rojo , repetidas tantas veces que perdían el sentido. Lo que sentía en mi corazón y por esa única vez se impregnó sobre el papel se unieron para dar lugar a un verdadero surrealismo, y probablemente de lo más bohemio. Pero solo por esa vez fue escrito, el resto de días del año lo siento rodear mi cabeza, como aquellos pajaritos que sobrevolaban la coronilla de los personajes animados. Desde entonces creo vivir en el más absoluto surrealismo, si bien la intensidad del mismo fluctúa y me ofrece picos en los dos extremos, y a veces siento que soy tan crudo como la cruda realidad, pero tan práctico que no me culpo por mi pragmatismo. Otras veces, sin embargo, la desinhibición me embarga y se desordenan y se anudan aún más los nudos de mi cerebro de tan deliciosa forma…
Creo que no tengo necesidad de volver a trasladarlo a un texto, es lo más coherente y leal a mi mismo, y a los demás, que no merecen que destroce con mis dedos lo que mi mente alberga de forma inconsciente y deja escapar de la misma forma al aire, perdiéndose, o quizá, espero, siendo recogido por algún interesado, quién sabe.

3 comentarios:

Siluro dijo...

Illoooooooooooooooooooooooooo!! Que apo, Antrix. Estás hecho un crá. Realista y mortadelo, pero un crá.

Anónimo dijo...

Genial...no dejes de seguir estimulando nuestros miocardios. Te felicito por Maldita Luz. No puedo dejar de releer tus microrelatos, me encantan; aunque también felicito al resto de surrealistas...pero lo siento, tengo ya un favorito.

Colección Privada de Obras de Vito Campanella dijo...

Excelente el blog y sus comentarios! Como amante del surrealismo es realmente muy gratificante encontrar un blog como este donde se valora el arte de la palabra y de la pintura! Pueden visitarnos en www.coleccioncampanella.com.ar y tambien dejar sus comentarios en http://coleccionprivadavitocampanella.blogspot.com/

Felicitaciones por difundir el arte.