
Esquizofrenia del elefante rosa
Te quiero, pero te cambiaría por un plato de guisantes con jamón. Si quieres puedes ser un elefante rosa, no importa que nadie se crea que eres el hijo de una orangutana huérfana de Ruanda y una tortuga macho estéril. Nadie tiene que cuestionar la ética de la fecundación in vitro que te dio la vida. Si quieres ser un elefante rosa, puedes serlo, adelante, pero tienes que creer en ello. Tienes que estar convencido de que no eres una cebra sin rayas o un astronauta clandestino. Tienes que estar absolutamente convencido de que eres un elefante rosa capaz de comer hormigas con mayonesa. Un plato de guisantes puede romper una relación como la nuestra. Las larvas que aspiramos a ser mariposas de colores vivos no podemos permitirnos querer a un elefante rosa que odia los guisantes, pase lo del jamón, pero no se pueden rechazar los guisantes. Ellos nos dan la vida, tú me la quieres quitar con tu miedo a los ratones. ¿Qué te han hecho a ti esos roedores tan simpáticos? Tienes que tenerle miedo a todo lo pequeño, por eso odias los guisantes. Podrías ser tolerante como yo que a pesar de amar a los diminutos guisantes no me importa tener sexo anal contigo, aunque seas un elefante rosa enorme con un micro pene caótico incapaz de poner en hora su reloj interior. Te quiero, pero te estoy dejando de querer porque tus dos toneladas de peso están haciendo que me caigas un poco gordo.
Te quiero, pero te cambiaría por un plato de guisantes con jamón. Si quieres puedes ser un elefante rosa, no importa que nadie se crea que eres el hijo de una orangutana huérfana de Ruanda y una tortuga macho estéril. Nadie tiene que cuestionar la ética de la fecundación in vitro que te dio la vida. Si quieres ser un elefante rosa, puedes serlo, adelante, pero tienes que creer en ello. Tienes que estar convencido de que no eres una cebra sin rayas o un astronauta clandestino. Tienes que estar absolutamente convencido de que eres un elefante rosa capaz de comer hormigas con mayonesa. Un plato de guisantes puede romper una relación como la nuestra. Las larvas que aspiramos a ser mariposas de colores vivos no podemos permitirnos querer a un elefante rosa que odia los guisantes, pase lo del jamón, pero no se pueden rechazar los guisantes. Ellos nos dan la vida, tú me la quieres quitar con tu miedo a los ratones. ¿Qué te han hecho a ti esos roedores tan simpáticos? Tienes que tenerle miedo a todo lo pequeño, por eso odias los guisantes. Podrías ser tolerante como yo que a pesar de amar a los diminutos guisantes no me importa tener sexo anal contigo, aunque seas un elefante rosa enorme con un micro pene caótico incapaz de poner en hora su reloj interior. Te quiero, pero te estoy dejando de querer porque tus dos toneladas de peso están haciendo que me caigas un poco gordo.